Consejos para la limpieza del mármol después de una reforma u obra

Aunque parezca lo contrario, cuando acaba una reforma, empieza la parte más ardua para los propietarios: dejarlo todo limpio para entrar a vivir. Esta tarea puede llegar a tener cierta complicación, según el material al que hagamos frente. Por ejemplo, el mármol para obras es las superficies de la vivienda más delicadas de limpieza. Dados sus requerimientos específicos y particularidades, desde Mármoles Manolo Simón queremos contarte cuáles son las claves para conseguir que queden impolutos.

¿Por qué es importante limpiar el mármol tras una reforma?

Además de la evidente necesidad higiénica, es fundamental que tratemos el mármol tras la obra para mejorar sus características intrínsecas y facilitar el mantenimiento posterior. En este procedimiento, que los profesionales denominan «puesta en uso», tres son los objetivos principales:

1. Recuperar la imagen original de la piedra. Durante la obra, el mármol puede presentar irregularidades en superficie, debido tanto a sus propios acabados como al proceso de instalación (manchas, cejas de instalación, lecheo, etc.). Estas marcas y discontinuidades desaparecen una vez se ha cepillado y se ha limpiado correctamente y dejan tu suelo o revestimiento tal cual lo habías imaginado.

2. Evitar manchas futuras. También se busca mejorar el comportamiento del mármol en lo que respecta a la incrustación de posibles salpicaduras. Para ello, se suele aplicar un tratamiento hidrofugante con el que se reduce la capacidad de absorción de la pieza sin comprometer su permeabilidad. Así se incrementa el tiempo de exposición y se retrasa la acción nociva del líquido derramado.

3. Mejorar la limpieza posterior. En función del tipo de superficie, uso o desgaste, se puede emplear un tratamiento específico para que las labores de mantenimiento posteriores sean más sencillas y efectivas.

¿Cómo se limpia el mármol?

Ten en cuenta que, durante la obra, en la piedra se han incrustado la suciedad y el polvo de tal manera que es muy difícil retirarlos, simplemente, con una limpieza normal. De hecho, te aconsejamos acudir a profesionales del sector para que inicien la higienización o seguir unas pautas muy marcadas para no dañar la superficie.

Lo primero es hacer un cepillado de la textura con las herramientas adecuadas para sacar esas partículas adheridas en oquedades, poros y juntas. Seguidamente, para dejarlo como nuevo, se utiliza un detergente neutro específico para piedra natural. Totalmente inocuo, es muy eficaz eliminando este tipo de residuos tras una reforma.

En cuanto al mantenimiento posterior, lo más recomendable es que hagas limpiezas en seco barriendo y/o aspirando el pavimento. Reduce al máximo el uso de agua, pues lleva cal, un componente que corrompe la piedra. Procura siempre secar bien las superficies para que no aparezcan marcas. Asimismo, si se utilizan sistemas de agua a presión, no debe emplearse el chorro directo, sino el haz de incidencia en abanico. Una buena alternativa que utilizan los expertos es la maquinaria con discos de limpieza.

Y recuerda: nunca uses lejía, amoníaco, detergentes alcalinos o ácidos. Aunque hayas escuchado que son muy eficaces contra las manchas, en realidad, son productos muy abrasivos. Lejos de ser unas soluciones caseras mágicas, dañan la piedra y la vuelven más vulnerable. De la misma manera, evita en lo posible el empleo de ceras. Lo que hacen es crear una capa de grasa que, además de acumular suciedad, acaba dejando marcas en la superficie.

Si has seguido todos estos pasos con la ayuda de una empresa con experiencia, podrás disfrutar de tu recién reformada vivienda de inmediato. Por norma general, la limpieza de mármoles para obras o reformas acabadas no suele quedar 100 % cubierta solamente con los procedimientos domésticos. Es necesario que profesionales especializados en el sector realicen la puesta a punto y los tratamientos oportunos para mantener a corto y largo plazo el material escogido.

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